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Sobre la ley

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STO. TOMÁS DE AQUINO

 

SOBRE LA LEY

 

SUMMA THEOLOGIAE

PRIMERA PARTE DE LA SEGUNDA PARTE (I-II)

(Trad. Luis Inclán)

CUESTIÓN 91

Las distintas clases de leyes

ARTÍCULO 1

 

¿Existe una ley eterna?

 

 

Objeciones por las que parece que no existe una ley eterna.

 

1. Toda ley se impone a alguien. Pero no hubo nadie desde la eternidad a quien se pudiera imponer la ley, pues sólo Dios existió eternamente. Luego no hay ninguna ley eterna.

 

2. Además, la promulgación pertenece a la esencia de la ley. Pero la promulgación no pudo hacerse desde la eternidad, pues no había nadie eterno a quien promulgarla. Luego ninguna ley puede ser eterna.

 

3. La ley se ordena a un fin. Mas nada eterno puede ordenarse a un fin, pues lo único eterno es el fin último. Luego ninguna ley es eterna.

 

Contra esto: Está lo que San Agustín dice en I De lib. arb.: La ley llamada razón suprema no puede menos que aparecer a cualquier ser inteligente como inmutable y eterna.

 

Solución: Como ya expusimos, la ley no es otra cosa que un cierto dictamen de la razón práctica existente en el príncipe que gobierna una comunidad perfecta. Pero, supuesto que el mundo está regido por la divina providencia, como expusimos en la primera parte, es manifiesto que toda la comunidad del universo está gobernada por la razón divina. Por tanto, la razón misma del gobierno de las cosas que existe en Dios como príncipe del universo tiene naturaleza de ley. Y como la inteligencia divina no concibe nada en el tiempo, sino que su concepto es eterno, como se dice en Prov 8, se sigue que la ley en cuestión debe llamarse eterna.

 

Respuesta a las objeciones:

 

1. Las cosas que no existen en sí mismas existen en Dios, por cuanto son conocidas y dispuestas de antemano por Él, según aquello de Rom 4: Llama a las cosas que no son lo mismo que a las que son. Así pues, el concepto eterno de ley divina tiene la condición de ley eterna en cuanto es ordenada por Dios al gobierno de todo lo que él previamente conoce.

 

2. La promulgación se hace tanto de palabra como por escrito; y de ambas maneras es promulgada la ley eterna por parte de Dios que la promulga, porque eterna es la Palabra divina y eterna es la Escritura del libro de la vida. Considerada, en cambio, del lado de la criatura que la oye o la ve, la promulgación no puede ser eterna.

 

3. La ley se dirige a un fin en un sentido activo, en cuanto ordena unas cosas a su fin; pero no en sentido pasivo, esto es, como si la ley misma fuera ordenada a un fin, a no ser que suceda accidentalmente en el gobernante cuyo fin se halla fuera de él mismo y ha de ordenar también sus leyes a este fin. Pero el fin del gobierno divino es el mismo Dios y su ley también no es otra que Él mismo. Por consiguiente, la ley eterna no se ordena a otro fin.

 

 
     

SOBRE LA LEY

SOBRE LA LEY EN GENERAL

I-II, q. 90, La esencia de la ley

I-II, q. 91, Las distintas clases de leyes

I-II, q. 92, Los efectos de la ley

SULLE PARTI DELLA LEGGE

Ley eterna

I-II, q. 93, La ley eterna

Ley natural

I-II, q. 94, La ley natural

Ley humana

I-II, q. 95, La ley humana

I-II, q. 96, El poder de la ley humana

I-II, q. 97, Sobre la mutabilidad de las leyes

La antigua ley

I-II, q. 98, La antigua ley

I-II, q. 99, Los preceptos de la ley antigua

I-II, q. 100, Los preceptos morales de la ley antigua

I-II, q. 101, Los preceptos ceremoniales en sí mismos

I-II, q. 102, Razón de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 103, Duración de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 104, Los preceptos judiciales

I-II, q. 105, Naturaleza de los preceptos judiciales

La nueva ley

I-II, q. 106, Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

I-II, q. 107, Comparación entre la ley antigua y la nueva

I-II, q. 108, El contenido de la ley nueva