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Sobre la ley

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STO. TOMÁS DE AQUINO

 

SOBRE LA LEY

 

SUMMA THEOLOGIAE

PRIMERA PARTE DE LA SEGUNDA PARTE (I-II)

(Trad. Luis Inclán)

CUESTIÓN 94

La ley natural

ARTÍCULO 1

 

La ley natural, żes un hábito?

 

Objeciones por las que parece que la ley natural es un hábito.

 

1. Según dice el Filósofo en II Etic., tres cosas hay en el alma: potencias, hábitos y pasiones. Mas la ley natural no es ninguna de las potencias ni de las pasiones del alma, como se ve examinándolas una a una. Luego la ley natural es un hábito.

 

2. San Basilio dice que la conciencia o sindéresis es la ley de nuestro entendimiento, lo cual sólo puede aplicarse a la ley natural. Pero la sindéresis es un hábito, como vimos en la Parte Primera. Luego también es un hábito la ley natural.

 

3. La ley natural permanece siempre en el hombre, como veremos luego. Pero no siempre la razón humana, a la que pertenece la ley, está pensando en la ley natural. Luego la ley natural no es un acto, sino un hábito.

 

Contra esto: Está lo que dice San Agustín en De bono coniugali, que el hábito es una facultad de la que se usa cuando es necesario. Pero la ley natural no es de esta tipo, puesto que se da en los nińos y en los condenados, que no pueden hacer uso de ella. Luego la ley natural no es un hábito.

 

Solución: El hábito puede entenderse de dos maneras. Primero, en sentido propio y esencial; y así la ley natural no es un hábito. Porque vimos arriba que la ley natural es un producto de la razón, como lo es también la proposición. Mas no es lo mismo algo que se hace y aquello con que se hace; pues, por ejemplo, con el hábito de la gramática se construye una oración correcta. Así pues, como el hábito es un medio de acción, es imposible que una ley sea hábito propia y esencialmente hablando.

En segundo lugar, puede llamarse hábito al contenido de un hábito, como cuando se llama fe a lo que se admite por fe. Y, como los preceptos de la ley natural a veces son considerados en acto por la razón y a veces están en ella sólo de manera habitual, en función de esto último puede decirse que la ley natural es un hábito. Pasa como con los principios indemostrables del orden especulativo, que no son el hábito mismo de los principios, sino el objeto de este hábito.

 

Respuesta a las objeciones:

 

1. El Filósofo trata en el lugar citado de establecer el género de la virtud. Y como la virtud es manifiestamente un cierto principio de operación, sólo menciona lo que es principio de los actos humanos; a saber; las potencias, los hábitos y las pasiones. Pero además de estos tres principios hay en el alma otras cosas, como son los actos, por ejemplo, el querer y el conocer en quien quiere y conoce, las propiedades naturales del alma, como la inmortalidad, y otras cosas semejantes.

 

2. Se dice que la sindéresis es ley de nuestro entendimiento, porque es un hábito que contiene los preceptos de la ley natural que son principios primeros del obrar humano.

 

3. El argumento concluye que poseemos la ley de manera habitual, y esto lo concedemos.

 

4. Sobre el argumento en contrario, adviértese que, a causa de algún impedimento, no siempre podemos hacer uso de lo que poseemos de manera habitual, como no puede el hombre sumido en el sueńo servirse del hábito de la ciencia. De la misma manera, tampoco puede el nińo servirse del hábito de los principios del intelecto, o de la ley natural, que se posee habitualmente, por falta de edad.

 

 
     

SOBRE LA LEY

SOBRE LA LEY EN GENERAL

I-II, q. 90, La esencia de la ley

I-II, q. 91, Las distintas clases de leyes

I-II, q. 92, Los efectos de la ley

SULLE PARTI DELLA LEGGE

Ley eterna

I-II, q. 93, La ley eterna

Ley natural

I-II, q. 94, La ley natural

Ley humana

I-II, q. 95, La ley humana

I-II, q. 96, El poder de la ley humana

I-II, q. 97, Sobre la mutabilidad de las leyes

La antigua ley

I-II, q. 98, La antigua ley

I-II, q. 99, Los preceptos de la ley antigua

I-II, q. 100, Los preceptos morales de la ley antigua

I-II, q. 101, Los preceptos ceremoniales en sí mismos

I-II, q. 102, Razón de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 103, Duración de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 104, Los preceptos judiciales

I-II, q. 105, Naturaleza de los preceptos judiciales

La nueva ley

I-II, q. 106, Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

I-II, q. 107, Comparación entre la ley antigua y la nueva

I-II, q. 108, El contenido de la ley nueva