¿Están bien divididas las ceremonias de la ley antigua en
sacrificios, sacramentos, cosas sagradas y observancias?
Objeciones por las que parece que las ceremonias de la
ley antigua no están bien divididas en sacrificios, cosas
sagradas, sacramentos, y ceremonias.
1. Las ceremonias de la antigua ley figuraban a
Cristo, pero esto sólo mediante los sacrificios, pues sólo
por éstos era figurado el sacrificio con el que Cristo
se ofreció como oblación y hostia a Dios, según se
dice en Ef 5; luego sólo los sacrificios eran ceremoniales.
2. La vieja ley se ordenaba a la nueva; pero en la ley
nueva el mismo sacrificio es el sacramento del altar.
Luego en la ley vieja no debieron distinguirse los
sacramentos de los sacrificios.
3. Se llama sagrado lo que se consagra a Dios, y por
esta razón el tabernáculo y sus vasos se decían
santificados. Pero todos los preceptos ceremoniales se
ordenaban al culto de Dios, como queda dicho; luego todas
las ceremonias son sagradas, y no debía llamarse sagrada
una sola parte de las ceremonias.
4. Las observancias se dicen así del verbo
observar; pero todos los preceptos de la ley debían
ser observados, pues se dice en el Dt 8: Guárdate bien
de olvidarte del Señor, tu Dios, dejando de observar sus
mandamientos, sus leyes y sus ceremonias. Luego no
deben ponerse las «observancias» como una parte de las
ceremonias.
5. También las solemnidades se cuentan entre las
ceremonias, por cuanto eran sombras de lo futuro, según se
escribe en la epístola a los Colosenses, 2. Igualmente,
las oblaciones y los dones, como lo declara el Apóstol en
Heb 9, los cuales, sin embargo, no parecen comprenderse en
ninguno de los miembros indicados; luego no está bien
hecha la distinción de las ceremonias.
Contra esto: Está el hecho de que en la antigua ley
cada uno de los antedichos miembros se llama «ceremonias».
Pues de los sacrificios se dice en Núm. 15: Ofrece un
becerro en sacrificio con sus libaciones, como piden las
ceremonias. Del «sacramento» del orden se dice también
en Levítico 7: Esta es la unción de Aarón y de sus
hijos, según las ceremonias. De las «cosas sagradas»
se dice en Ex 38: Estos son los instrumentos del
tabernáculo del testimonio, según las ceremonias de los
levitas. Sobre las «observancias» también se dice en l
3 Reyes 9: Si os rebelareis y no me siguiereis ni
observareis las ceremonias que yo os he propuesto...
Solución: Según se dijo anteriormente, los preceptos
ceremoniales se ordenan al culto divino, en el cual
debemos considerar el culto mismo, los que lo ejercen y
los instrumentos de que se sirven. El culto mismo consiste
especialmente en los sacrificios ofrecidos a Dios en
testimonio de reverencia. Los instrumentos del culto
pertenecen a las cosas sagradas, como el tabernáculo, los
vasos y otras cosas tales. En los que ejercen el culto hay
que considerar dos cosas: su iniciación en el culto
divino, que se hace por la consagración del pueblo o de
los ministros, y esto pertenece a los sacramentos;
y el especial género de vida con que se deben distinguir
de los que no están destinados a Dios, y esto pertenece a
las observancias, como los alimentos, vestidos y cosas
similares.
Respuesta a las objeciones:
1. Convenía que los sacrificios se ofreciesen en
determinados lugares y por determinadas personas, y todo
esto pertenece al culto divino. Y así como mediante los
sacrificios se significaba a Cristo inmolado, así los
sacramentos y las cosas sagradas significaban
los sacramentos y las cosas sagradas de la nueva ley, y
las observancias, la conducta del pueblo de la ley
nueva, todas las cuales cosas pertenecen a Cristo.
2. El sacrificio de la ley nueva, que es la Eucaristía,
contiene al mismo Cristo, autor de la santificación, pues
Él santificó al pueblo por su sangre, según se dice
en Heb 13. Por eso, este sacrificio es a la vez
sacramento. Pero los sacrificios de la ley antigua no
contenían a Cristo, sólo lo figuraban, y por esto no se
llaman sacramentos. Mas para significar éstos
especialmente había en la ley antigua ciertos sacramentos,
figuras de la futura consagración, aunque también llevaban
consigo algunos sacrificios.
3. Los sacrificios y sacramentos eran también cosas
sagradas; pero había también ciertas cosas sagradas que,
sin ser sacrificios ni sacramentos, estaban dedicadas al
culto de Dios y que reciben como propio el nombre común de
cosas sagradas.
4. Las cosas que se refieren a la conducta del pueblo
que rendía culto a Dios, se reservaban el nombre común de
«observancias», por ser inferiores a las precedentes. No
se llamaban cosas «sagradas», porque no tenían relación
inmediata con el culto a Dios, como el tabernáculo y sus
vasos; sin embargo, se llamaban «ceremoniales», por cierta
relación con el culto para hacer idóneo al pueblo que daba
culto a Dios.
5. Como los sacrificios se ofrecían en determinados
lugares, y también en determinados tiempos, también se
cuentan entre las cosas sagradas las solemnidades. Las
oblaciones y los dones se computan entre los sacrificios,
porque se ofrecían a Dios. Por eso dice el Apóstol en Heb
5: Todo pontífice, tomado de entre los hombres, es
instituido en favor de los hombres para las cosas que
miran a Dios, para ofrecer dones y sacrificios. |