¿Tienen causa o razón de ser los preceptos ceremoniales?
Objeciones por las que parece que los preceptos
ceremoniales no tienen causa o razón de ser.
1. Sobre aquello que se lee en Ef 2: Anulando la
ley de los mandamientos, formulada en decretos, esto
es, dice la Glosa: Anulando la vieja ley en lo
que toca a las observancias carnales, sustituyéndolas con
los preceptos evangélicos, fundados en razón. Pues, si
las observancias de la vieja ley estuvieran fundadas en
razón, serían anuladas sin motivo por otros decretos
razonables de la nueva ley. Luego las observancias
ceremoniales de la ley antigua no tenían razón de ser.
2. La ley antigua sucede a la ley natural. Pero en la
ley natural hubo algún precepto que no tenia otra razón
que probar la obediencia del hombre, como dice San Agustín,
en Gen. Ad Litt., 8 sobre la prohibición del árbol de la
vida; luego también en la ley vieja debían darse algunos
preceptos con que probar la obediencia del hombre, pero
que de suyo no tenían razón ninguna.
3. Las obras del hombre se llaman morales en cuanto se
ajustan a la razón. Si los preceptos ceremoniales tuvieran
alguna razón, no se diferenciarían de los morales. Parece,
pues, que los preceptos ceremoniales no tienen causa
alguna, porque la razón del precepto se toma de alguna
causa.
Contra esto: Está lo que se dice en Sal 18: Los
preceptos del Señor son limpios, iluminan los ojos.
Pero los preceptos ceremoniales son preceptos de Dios;
luego son limpios, lo que no serían si no tuvieran una
causa razonable. Luego los preceptos ceremoniales tienen
una causa razonable.
Solución: Es propio del sabio poner orden en las
cosas, según dice el Filósofo en I Metaph. Lo
que procede de la sabiduría divina debe estar ordenado,
como dice el Apóstol en Rom 13. Pues para que las cosas
estén ordenadas se requieren dos condiciones: la primera,
que tiendan a su debido fin, que es el principio de todo
orden en los casos prácticos; pues las cosas que suceden
casualmente, sin la intención de lograr un fin, o que no
se hacen con seriedad, sino como un juego, las llamamos
desordenadas. La segunda, que conviene que lo que tiende a
un fin, esté proporcionado a ese fin; de donde se sigue
que la razón de los medios se toma del fin, como la razón
de la disposición de la sierra se toma de la acción de
serrar, que es su fin, según se dice en II Phys.
Ahora bien, es manifiesto que los preceptos ceremoniales,
igual que los demás preceptos de la ley, han sido
establecidos por la sabiduría divina; por lo cual se dice
en Dt 4: Esta es vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia ante las naciones. Por esto es necesario
decir que los preceptos ceremoniales están ordenados a un
fin, del cual podemos asignar sus causas razonables.
Respuesta a las objeciones:
1. Se puede decir que las observancias de la ley
antigua carecen de razón, puesto que, consideradas en su
misma naturaleza, no la tienen; por ejemplo, que un
vestido no sea confeccionado de lana y de lino. Sin
embargo, pueden tener razón en orden a otra cosa, esto es,
a que por este precepto se figura alguna cosa o se excluye
algo. En cambio, los preceptos de la ley nueva sobre la fe
y el amor de Dios son razonables por la naturaleza misma
de sus actos.
2. La prohibición del árbol de la ciencia del bien
y del mal no tuvo por causa que el árbol fuese malo por
naturaleza, sino que su prohibición estaba motivada por
razón de un fin, a saber, por algo que en él se figuraba:
y así también los preceptos ceremoniales de la antigua ley
tienen su razón de ser en que se ordenan a otra cosa.
3. Por su naturaleza, los preceptos morales tienen
causas razonables, como el no matar, no hurtar;
pero los preceptos ceremoniales tienen sus causas
razonables en estar ordenados a otra cosa, como se ha
dicho. |