¿Es escrita la nueva ley?
Objeciones por las que parece que la ley nueva es ley
escrita.
1. La nueva ley es el mismo Evangelio; peo el
Evangelio se describe en Jn 20: Estas cosas han sido
escritas para que creáis; luego la ley nueva es una
ley escrita.
2. La ley infusa es ley natural, según aquello de Rom
2: Cumplen naturalmente lo que se refiere a la ley,
quienes tienen los mandatos de la ley escritos en sus
corazones. Por tanto, si la ley del Evangelio fuese
una ley infusa, no sería distinta de la ley natural.
3. La ley evangélica es propia de los que viven según
el Nuevo Testamento; pero la ley infusa es común a los que
viven en el Nuevo y en el Antiguo, pues se dice en Sab 7
que la divina sabiduría, a través de los pueblos, se
derrama en las almas santas, y hace amigos de Dios y
profetas. Luego la ley nueva no es una ley infusa.
Contra esto: Está el hecho de que la ley nueva es la
ley del Nuevo Testamento y ésta ha sido infundida en el
corazón; pues el Apóstol dice en Heb 8, invocando la
autoridad de Jer 31: He aquí que llegan días, palabra
del Señor, en que haré una alianza nueva con la casa de
Israel y con la casa de Judá. Y, explicando cuál será
esa alianza, dice: Esta será la alianza que yo haré con
la casa de Israel, grabando mis leyes en su mente, y lsa
escribiré en su corazón. Luego la ley nueva es ley
infusa.
Solución:Cada cosa se identifica con aquello que en
ella es principal, según dice el Filósofo en IX Ethic.
Pero lo principal en la ley del Nuevo Testamento y en lo
que consiste toda su virtud es la gracia del Espíritu
Santo, que se da por la fe en Cristo. Por consiguiente, la
ley nueva principalmente es la misma gracia del Espíritu
Santo, que se da a los fíeles de Cristo. Y esto lo pone de
manifiesto el Apóstol en Rom 3: ¿Dónde está, pues, tu
jactancia? Ha quedado excluida. ¿Por qué ley? ¿La de las
obras? No, sino por la ley de la fe. Y llama ley
a la gracia de la fe. Y más explícitamente se dice en Rom
8: La ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró
de la ley del pecado y de la muerte. De donde dice San
Agustín, en su libro De spiritu et littera, que,
como la ley de las obras fue escrita en tablas de piedra,
del mismo modo la ley de la fe ha sido escrita en los
corazones de los fieles. Y añade en otro lugar del
mismo libro: ¿Cuáles son las leyes de Dios escritas por
El mismo en los corazones, sino la misma presencia del
Espíritu Santo?
Tiene, no obstante, la nueva ley como ciertos dispositivos
para recibir la gracia del Espíritu Santo y ordenados al
uso de la misma gracia, que son como secundarios en la ley
nueva, sobre los cuales ha sido necesario que fueran
instruidos los fieles de Cristo, tanto de palabra como por
escrito, ya sobre lo que se ha de creer como sobre lo que
se ha de hacer. Y así se debe decir que la ley nueva es
principalmente ley infusa; secundariamente es ley escrita.
Respuesta a las objeciones:
1. En el texto del Evangelio no se contiene sino lo
que corresponde a la gracia del Espíritu Santo, bien sea
como disposición, bien como ordenación al uso de la gracia.
Como disposición del entendimiento para la fe, mediante la
cual se da la gracia del Espíritu Santo, se contiene en el
Evangelio cuanto pertenece a la manifestación de la
divinidad y humanidad de Cristo; en cuanto afecto, se
contiene en el Evangelio cuanto mira al desprecio del
mundo, por el cual se hace el hombre capaz de la gracia
del Espíritu Santo. Pues el mundo, esto es, los
amadores del mundo, no puede recibir el Espíritu Santo,
según Jn 14. El uso espiritual de la gracia consiste en
las obras de las virtudes, a las que de muchas maneras
exhorta a los hombres la escritura del Nuevo Testamento.
2. De dos maneras puede infundirse algo en el hombre:
de una, como perteneciente a la naturaleza humana, y así
la ley natural es una ley infusa en el hombre; de otra, se
infunde una cosa al hombre como añadida a la naturaleza
por don de la gracia, y de este modo la ley nueva es ley
infusa en el hombre, indicando no sólo lo que se debe
hacer, sino también ayudando a cumplirlo.
3. Nunca
tuvo nadie la gracia del Espíritu Santo s no ser por la fe
de Cristo, explícita o implícita. Pues mediante la fe el
hombre pertenece al Nuevo Testamento, de manera que
quienes recibieron la ley infusa de la gracia, gracias a
ella pertenecen al Nuevo Testamento. |