La ley, ¿pertenece a la razón?
Objeciones por las que parece que la ley no pertenece
a la razón.
1. El Apóstol dice en Rom. VII: siento
otra ley en mis miembros, etc. Pero lo que pertenece a
la razón no se halla en los miembros, puesto que la razón
no utiliza un órgano corporal; luego la ley no es cosa de
la razón.
2. Además, en la razón no hay más que potencia,
hábitos y actos. Pero la ley no es la potencia misma de la
razón. De modo semejante, tampoco es ningún hábito de la
razón, porque estos hábitos son las virtudes intelectuales,
de las que ya hemos hablado antes. Ni es tampoco un acto
de la razón, pues si así fuera, al cesar el acto -por
ejemplo, durante el sueño- cesaría la ley. Luego la ley no
es algo propio de la razón.
3. Por otro lado, la ley mueve a quienes le están
sometidos a obrar rectamente. Pero mover a obrar atañe
propiamente a la voluntad, como consta por lo ya dicho.
Luego la ley no pertenece a la razón, sino más bien a la
voluntad según lo que dice también el Jurisconsulto: Lo
que place al príncipe tiene fuerza de ley.
Contra esto: Está que corresponde a la ley mandar y
prohibir. Pero mandar es propio de la razón, como ya se ha
expuesto. Luego la ley pertenece a la razón.
Solución: La ley es regla y medida de nuestros
actos según la cual uno es inducido a obrar o a dejar de
obrar; pues ley deriva de ligar; porque
obliga a la acción. Ahora bien, la regla y medida de los
actos humanos es la razón, que, como queda dicho,
constituye el primer principio de los actos humanos,
puesto que es propio de la razón ordenar al fin, que es,
según el Filósofo, el primer principio en el orden
operativo. Pero lo que es principio en un determinado
género es regla y medida de ese género, como la unidad en
el género de los números y el movimiento primero en el
género de los movimientos. Se sigue, pues, que la ley es
algo que pertenece a la razón.
Respuesta a las objeciones:
1. Siendo la ley una cierta regla y medida, se dice
que se encuentra en algo de dos maneras. Primera, como en
un principio que mide y regula. Y ya que esto es propio de
la razón, la ley sólo se encuentra en la razón. Segunda,
como en lo regulado y medido. Y así la ley se encuentra en
todas las cosas que se ven inclinadas a algo a causa de
una ley; por tanto, cualquier inclinación debida a una ley
puede llamarse ella misma ley, aunque no esencialmente,
sino como por participación. Y así resulta que la misma
inclinación de los miembros a la concupiscencia es llamada
ley de los miembros.
2. Así como en los actos exteriores se puede
distinguir la operación y la obra, por ejemplo, la
edificación y el edificio, así en las operaciones de la
razón cabe distinguir su mismo acto, que consiste en
entender y razonar, y lo producido por este acto. En
cuanto a la razón especulativa, primero está la definición;
en segundo lugar, la enunciación; en tercero, el silogismo
o argumentación. Y como la razón práctica emplea, a su vez,
una especie de silogismo ordenado a la operación, como se
ha dicho arriba, según lo que enseña el Filósofo en
Ethic. VII, debemos encontrar en la razón práctica
algo que sea respecto de la operación lo que en la razón
especulativa es la proposición respecto de las
conclusiones. Y estas proposiciones universales de la
razón práctica, ordenadas a la operación, tienen carácter
de ley, ya sean consideradas en acto por la razón, ya se
encuentren sólo en ella de manera habitual.
3. La razón posee poder de mover recibido de la
voluntad, según ya dijimos, pues cuando alguien quiere un
fin, la razón manda sobre los medios que a él conducen.
Pero para que la voluntad respecto de estos medios tenga
valor de ley, es necesario que esté regulada por la razón.
Y en este sentido se entiende que la voluntad del príncipe
tiene fuerza de ley. De lo contrario, la voluntad del
príncipe, más que ley, sería iniquidad. |