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Sobre la ley

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STO. TOMÁS DE AQUINO

 

SOBRE LA LEY

 

SUMMA THEOLOGIAE

PRIMERA PARTE DE LA SEGUNDA PARTE (I-II)

(Trad. Luis Inclán)

CUESTIÓN 93

La ley eterna

ARTÍCULO 3

 

¿Deriva toda ley de la ley eterna?

 

 

Objeciones por las que parece que no toda ley deriva de la ley eterna.

 

1. Hay, según vimos antes, una ley del fomes, que, ciertamente, no se deriva de una ley divina como la ley eterna, porque se rige por la prudencia de la carne, de la que dice el Apóstol en Rom 8 que no puede obedecer a la ley divina. Luego no todas las leyes se derivan de la ley eterna.

 

2. De la ley eterna no puede proceder nada inicuo, pues, como ya indicamos, la ley eterna es aquella según la cual es justo que todas las cosas estén perfectamente ordenadas. Ahora bien, existen leyes inicuas, según aquello de Isaías, 10: ¡Ay de los que dictan leyes inicuas! Luego no todas las leyes derivan de la ley eterna.

 

3. San Agustín afirma en I De lib. arb. que la ley escrita para gobernar al pueblo permite justificadamente muchas cosas que son castigadas por la divina providencia. Pero la razón de la divina providencia es la ley eterna, como ya expusimos. Luego ni siquiera toda ley recta procede de la ley eterna.

 

Contra esto: Está lo que la divina sabiduría dice en Prov. 8: Por mí reinan los reyes y los legisladores decretan lo que es justo. Mas la razón de la sabiduría divina es la ley eterna, como antes dijimos. Luego todas las leyes proceden de la ley eterna.

 

Solución: Según ya vimos, la ley es la razón que dirige los actos a un fin. Ahora bien, en una serie ordenada de motores conviene que el impulso del segundo derive del impulso del primero, puesto que el segundo no mueve sino en cuanto es movido por el primero. Por eso vemos esto mismo también en todo tipo de gobernantes, donde observamos que las normas de gobierno se derivan del jefe superior a sus subalternos, como las disposiciones que se han de poner en práctica en un Estado derivan del rey mediante las órdenes impartidas a sus administradores inferiores. Y también en el campo de la técnica, donde la dirección de la obra deriva del arquitecto hacia los oficiales inferiores que la realizan con sus manos. Así, pues, siendo la ley eterna la razón de gobierno existente en el supremo gobernante, todos los planes de gobierno existentes en los gobernantes inferiores necesariamente han de derivar de la ley eterna. Y estas razones de los gobernantes inferiores son todas las demás leyes menos la ley eterna. Por consiguiente, toda ley, en la medida en que participa de la recta razón, deriva de la ley eterna. Por eso dice San Agustín en I De lib. arb. que nada hay justo y legitimo en la ley temporal que no hayan tomado los hombres de la ley eterna.

 

Respuesta a las objeciones:

 

1. El fomes tiene carácter de ley en el hombre en cuanto es una pena consecuencia de la justicia divina y, como tal, es claro que se deriva de la ley eterna. Pero en cuanto inclina al pecado es contraria a la ley de Dios y, como ya dijimos, no tiene razón de ley.

 

2. La ley humana tiene carácter de ley en cuanto se ajusta a la recta razón, y en este sentido es claro que deriva de la ley eterna. Por el contrario, en cuanto se aparta de la razón se convierte en ley inicua y, como tal, ya no tiene carácter de ley, sino más bien de cierta violencia. Sin embargo, en la misma ley inicua subsiste cierta semejanza con la ley, al estar dictada por un poder constituido, y bajo este aspecto también emana de la ley eterna, pues, como se lee en Rom. 13: toda potestad procede de Dios nuestro Señor.

 

3. Se dice que la ley humana permite ciertas cosas no porque las apruebe, sino porque es incapaz de controlarlas. Y son muchas las cosas que, aunque estén reguladas por la ley divina, no pueden ser reguladas por la ley humana, pues siempre la causa inferior es de menos poder que la superior. Por eso, el mismo hecho de que la ley humana no se ocupe de aquello que no alcanza a regular procede de la ley eterna. Otra cosa sería si la ley humana aprobara lo que la ley eterna reprueba. En consecuencia, de aquí no se sigue que la ley humana no emane de la ley eterna, sino sólo que no puede imitarla de manera perfecta.

 

 
     

SOBRE LA LEY

SOBRE LA LEY EN GENERAL

I-II, q. 90, La esencia de la ley

I-II, q. 91, Las distintas clases de leyes

I-II, q. 92, Los efectos de la ley

SULLE PARTI DELLA LEGGE

Ley eterna

I-II, q. 93, La ley eterna

Ley natural

I-II, q. 94, La ley natural

Ley humana

I-II, q. 95, La ley humana

I-II, q. 96, El poder de la ley humana

I-II, q. 97, Sobre la mutabilidad de las leyes

La antigua ley

I-II, q. 98, La antigua ley

I-II, q. 99, Los preceptos de la ley antigua

I-II, q. 100, Los preceptos morales de la ley antigua

I-II, q. 101, Los preceptos ceremoniales en sí mismos

I-II, q. 102, Razón de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 103, Duración de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 104, Los preceptos judiciales

I-II, q. 105, Naturaleza de los preceptos judiciales

La nueva ley

I-II, q. 106, Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

I-II, q. 107, Comparación entre la ley antigua y la nueva

I-II, q. 108, El contenido de la ley nueva