Los actos de las virtudes, ¿son todos de ley natural?
Objeciones por las que parece que no todos los actos
de las virtudes son de ley natural.
1. Como ya vimos, es esencial a la ley ordenarse al
bien común. Pero los actos de algunas virtudes, como se ve
principalmente en los de la templanza, se ordenan al bien
particular del individuo. Luego no todos los actos de las
virtudes caen bajo la ley natural.
2. Todos los pecados se oponen a algún acto de virtud.
Luego si todos los actos de virtud son de ley natural,
parece concluirse que todos los pecados son contra la
naturaleza. Pero esto se atribuye especialmente a algunos
pecados nada más.
3. En lo que es de naturaleza convienen todos los
hombres. Mas en los actos de las virtudes no todos
convienen, porque lo que en uno es virtuoso puede ser en
otro pecaminoso. Luego no todos los actos de virtud caen
bajo la ley natural.
Contra esto: Afirma San Juan Damasceno en el libro III
que las virtudes son naturales. Luego los actos de
las virtudes están sujetos a la ley natural.
Solución: Los actos de las virtudes pueden ser
considerados bajo un doble aspecto: como actos virtuosos y
como actos de una determinada especie. Pues bien, si los
consideramos en cuanto virtuosos, todos corresponden a la
ley natural. Ya dijimos, en efecto, que pertenece a la ley
natural todo aquello a lo que el hombre se siente
inclinado por naturaleza. Mas todos los seres se sienten
naturalmente inclinados a realizar las operaciones que les
corresponden en consonancia con su forma, como el fuego se
inclina a calentar. Y como la forma propia del hombre es
el alma racional, la inclinación natural conduce al hombre
a obrar de acuerdo con la razón. Y esto es obrar
virtuosamente. Por consiguiente, así considerados, todos
los actos de las virtudes pertenecen a la ley natural,
puesto que a cada uno la propia razón le impulsa por
naturaleza a obrar virtuosamente. Si, en cambio,
consideramos los actos virtuosos en sí mismos o según su
especie, no todos ellos son de ley natural. Pues hay
muchas acciones virtuosas a las que la naturaleza no
conduce de manera, sino que son el resultado del proceso
racional por el que los hombres buscan lo más útil para
vivir bien.
Respuesta a las objeciones:
1. La templanza versa sobre las concupiscencias
naturales relativas a la comida, la bebida y el sexo; y
éstas se ordenan al bien común de la naturaleza, como las
demás cuestiones legales se ordenan al bien común moral.
2. Por naturaleza humana podemos entender, o bien
aquella que es específica del hombre, y en este sentido
todos los pecados, al ser contrarios a la razón, lo son
también contra la naturaleza, según expone San Juan
Damasceno en el libro 2; o bien aquella que es común al
hombre y a los demás animales. Y en este sentido hay
algunos pecados especiales que decimos que son contrarios
a la naturaleza. Tal sucede, por ejemplo, con la sodomía,
que, por ser contraria a la unión entre macho y hembra que
es natural en todos los animales, recibe especialmente el
nombre de vicio contra la naturaleza.
3. Este
argumento hace hincapié en los actos considerados en sí
mismos. Y en este sentido sucede que, debido a las
variadas condiciones de los hombres, algunos actos son
virtuosos en unos individuos, por proporcionados y
convenientes para ellos, mientras que en otros son
desproporcionados y, por tanto, pecaminosos. |