¿Incumbe a la ley humana reprimir todos los vicios?
Objeciones por las que parece que incumbe a la ley
humana reprimir todos los vicios.
1. Según dice San Isidoro, en Etymol., las
leyes se hicieron para que la audacia se viese reprimida
por el temor a ellas. Pero esto no se lograría
suficientemente si por la ley no fueran refrenados todos
los males. Luego la ley humana debe refrenar todos los
males.
2. La intención del legislador es hacer virtuosos a
los ciudadanos. Pero nadie puede ser virtuoso si no se
aparta de todos los vicios. Luego incumbe a la ley humana
reprimir todos los vicios.
3. La ley humana se deriva de la ley natural, como ya
dijimos. Pero todos los vicios son contrarios a la ley
natural. Luego la ley humana debe reprimir todos los
vicios.
Contra esto: Está lo que se dice en I De lib. arb.
: Me parece correcto que esta ley escrita para regir el
pueblo permita cosas que la divina providencia castiga.
Mas la divina providencia no castiga sino los vicios.
Luego es legítimo que la ley humana permita o no reprima
algunos vicios.
Solución: La ley, según ya expusimos, es instituida
como regla y medida de los actos humanos. Mas la medida
debe ser homogénea con lo medido por ella, como se señala
en X Metaphys., pues diversas cosas tienen diversa
medida. Por lo tanto, también las leyes deben imponerse a
los hombres según su condición, ya que, como dice San
Isidoro, la ley ha de ser posible según la naturaleza y
según las costumbres del país. Ahora bien, la
capacidad de obrar deriva del hábito o disposición
interior, pues una cosa no es igualmente factible para
quien no tiene el hábito de la virtud y para el virtuoso,
como tampoco es igual para el niño que para el hombre
maduro. Por eso no se impone la misma ley a los niños y a
los adultos, sino que a los niños se les permiten cosas
que en los adultos son castigadas por la ley, o reprobadas.
De aquí que también deban permitirse a los hombres
imperfectos en la virtud muchas cosas que no se podrían
tolerar en los hombres virtuosos.
Ahora bien, la ley humana está hecha para la multitud, en
la que la mayor parte son hombres imperfectos en la virtud.
Y por eso la ley humana no prohíbe todos aquellos vicios
de los que se abstienen los virtuosos, sino sólo los más
graves, aquellos de los que puede abstenerse la mayoría y
que, sobre todo, hacen daño a los demás, sin cuya
prohibición la sociedad humana no podría subsistir, tales
como el homicidio, el robo y cosas semejantes.
Respuesta a las objeciones:
1. La audacia parece implicar la injerencia en lo
ajeno. Por eso se encuentra principalmente en aquellos
pecados en los que se causa un daño al prójimo. Y éstos
son prohibidos por la ley humana, como ya dijimos.
2. La ley humana trata de conducir a los hombres a la
virtud, pero no de golpe, sino gradualmente. Por eso no
impone de pronto a la masa de imperfectos aquellas cosas
que son propias de los ya virtuosos, obligándoles a
abstenerse de todo lo malo. De otro modo los imperfectos,
al no poder soportar este tipo de preceptos, caerían en
males mayores. Y así se dice en Prov 30: Quien se suena
demasiado, sacará sangre. Y en Mt 9 se afirma que
si el vino nuevo, es decir, los preceptos de la vida
perfecta, se echa en odres viejos, o sea, en los
hombres imperfectos, se rompen los odres y se derrama
el vino; esto es, los preceptos son transgredidos y
los hombres caen en males mayores.
3. La ley natural es una cierta participación de la
ley eterna en nosotros; pero la ley humana queda muy por
debajo de la eterna. Por eso dice San Agustín en I De
lib. arb.: Esta ley que se da para gobernar los
Estados concede y deja impunes muchas cosas que son
castigadas por la divina providencia. Pero por el hecho de
que no lo haga todo no se la debe desaprobar en lo que
hace. De aquí que tampoco puede la ley humana prohibir
todo lo que prohíbe la ley natural. |