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Sobre la ley

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STO. TOMÁS DE AQUINO

 

SOBRE LA LEY

 

SUMMA THEOLOGIAE

PRIMERA PARTE DE LA SEGUNDA PARTE (I-II)

(Trad. Luis Inclán)

CUESTIÓN 98

La antigua ley

ARTÍCULO 2

 

¿Procede de Dios la ley antigua?

 

 

Objeciones por las que parece que la ley antigua no viene de Dios.

 

1. Se dice en Dt 32: Las obras de Dios son perfectas. Pero la ley antigua es imperfecta, según se dijo; luego la ley antigua no tiene origen divino.

 

2. Además, se dice en Eclo 3: Aprendí que todo cuanto Dios hizo, persevera por siempre; mas la ley antigua no es así, pues de ella dice el Apóstol en Heb 7: Es reprobado el precedente mandato a causa de su flaqueza e inutilidad. Luego la ley antigua no procede de Dios.

 

3. El legislador sabio no sólo debe impedir los males, sino también las ocasiones de ellos; pero la ley antigua fue ocasión de pecado, según se ha dicho; luego una ley tal no puede atribuirse a Dios, de quien se dice en Job 36 que a El nadie se le asemeja entre los legisladores.

 

4. Finalmente, se dice en 1 Tim 2 que Dios quiere que todos los hombres se salven. Pero la ley antigua no era suficiente para la salvación de los hombres, según se dijo antes; luego no pertenecía a Dios dar esta ley. En suma, que la ley antigua no viene de Dios.

 

Contra esto: Está lo que dice el Señor en Mt 15, hablando a los judíos, a quienes se había dado la ley: Habéis anulado los mandatos de Dios por amor de vuestras tradiciones. Y poco antes había dicho: Honra a tu padre y a tu madre, lo cual está contenido manifiestamente en la ley antigua. Luego esta ley viene de Dios.

 

Solución: La ley antigua fue dada por el Dios bueno, Padre de nuestro Señor Jesucristo. La ley antigua, en efecto, llevaba a los hombres a Cristo de dos maneras: la primera, dando testimonio de Él; por lo que dice Él mismo en Lc 24: Es preciso que se cumpla cuanto está escrito de mí en la Ley, en los Salmos y en los Profetas. Y en Jn 5: Si creyerais en Moisés, tal creeríais en mí, pues de mí ha escrito él. Lo segundo, la ley disponía a los hombres, apartándolos del culto idolátrico y reteniéndolos en el culto del único Dios, que había de salvar al género humano por medio de Cristo. Y así dice el Apóstol en Gál 3: Antes de que viniera la fe, estábamos guardados bajo la ley, retenidos para aquella fe que se había de revelar. Ahora bien, es evidente que disponer para un fin y conducir a ese fin corresponde al mismo, que lo puede ejecutar por sí o por sus mandatarios. El diablo no daría una ley que llevase a los hombres a Cristo, por quien había de ser expulsado, según lo que se lee en Mt 12: Si Satanás arroja a Satanás, su reino está dividido. Por tanto, la ley antigua fue dada por el mismo Dios que salva a los hombres por la gracia de Cristo.

 

Respuesta a las objeciones:

 

1. Nada impide que una cosa, sin ser absolutamente perfecta, lo sea por un tiempo determinado, como se dice que un niño es perfecto no en absoluto, sino según su edad. De la misma manera, los preceptos que se imponen a los niños son, sin duda, perfectos de acuerdo con la edad de aquellos a quienes se dan, aunque no lo sean absolutamente. Así son los preceptos de la ley. Por eso dice el Apóstol en Gál 3: La ley fue nuestro ayo en el camino de Cristo.

 

2. Perseveran por siempre las obras divinas que para esto fueron hechas, y éstas son las perfectas. Pero la ley antigua fue reprobada en la edad de la gracia perfecta, no como mala, sino como flaca e inútil para este tiempo; pues, como se dice también, la ley nada llevó a la perfección. Por esto añade el Apóstol en Gál 3: Cuando vino la fe, ya no estábamos bajo el ayo.

 

3. Como queda dicho, a veces Dios permite que algunos caigan en pecado para que con esto se humillen; y así quiso dar a los hombres una ley tal que no la pudieran cumplir con sus fuerzas, a fin de que en su presunción se consideraran pecadores y, humillados, recurriesen a la ayuda de la gracia.

 

4. Aunque la ley antigua no bastase para salvar al hombre, tenía éste otra ayuda de Dios, a la vez que la ley, por la cual podía salvarse, a saber, la fe en el Mediador, por la que alcanzaban la justicia los patriarcas, igual que nosotros. De esta suerte, Dios no desamparaba a los hombres y les daba los auxilios necesarios para la salvación.

 

 
     

SOBRE LA LEY

SOBRE LA LEY EN GENERAL

I-II, q. 90, La esencia de la ley

I-II, q. 91, Las distintas clases de leyes

I-II, q. 92, Los efectos de la ley

SULLE PARTI DELLA LEGGE

Ley eterna

I-II, q. 93, La ley eterna

Ley natural

I-II, q. 94, La ley natural

Ley humana

I-II, q. 95, La ley humana

I-II, q. 96, El poder de la ley humana

I-II, q. 97, Sobre la mutabilidad de las leyes

La antigua ley

I-II, q. 98, La antigua ley

I-II, q. 99, Los preceptos de la ley antigua

I-II, q. 100, Los preceptos morales de la ley antigua

I-II, q. 101, Los preceptos ceremoniales en sí mismos

I-II, q. 102, Razón de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 103, Duración de los preceptos ceremoniales

I-II, q. 104, Los preceptos judiciales

I-II, q. 105, Naturaleza de los preceptos judiciales

La nueva ley

I-II, q. 106, Sobre la ley del Evangelio, llamada ley nueva, en sí misma considerada

I-II, q. 107, Comparación entre la ley antigua y la nueva

I-II, q. 108, El contenido de la ley nueva