Además de los morales, ¿contiene la ley antigua preceptos
ceremoniales?
Objeciones por las que no parece que la ley antigua
contenga otros preceptos ceremoniales además de los
morales.
1. Toda ley que se da a los hombres lo es para la
dirección de sus actos. Por otro lado, los actos humanos
son actos morales, como se dijo antes. Luego parece que en
la ley antigua entregada a los hombres no debe haber más
preceptos que los morales.
2. Por otra parte, los llamados preceptos ceremoniales
parece que pertenecen al culto divino. Pero el culto
divino es un acto de la virtud de la religión, la cual,
según dice Tulio en su Rhetoric., honra a la
divinidad con el culto y las ceremonias. Y como los
preceptos morales tienen por objeto los actos de las
virtudes, según ya se dijo, parece que los preceptos
ceremoniales no deben distinguirse de las morales.
3. Parece ser que los preceptos ceremoniales son
los que significan alguna cosa de manera figurativa. Ahora
bien, según dice San Agustín en II De doctr. christ.,
las palabras han alcanzado entre los hombres la
principalidad en el orden de significar. Luego no hubo
ninguna necesidad de que en la ley se diesen preceptos
ceremoniales figurativos de algunos actos.
Contra esto: Está lo que se dice en Dt 4: Diez
mandamientos escribió sobre dos tablas de piedra, y a mí
me mandó entonces que os enseñará las leyes y ceremonias
que deberíais guardar. Pero los diez preceptos de la
ley son morales; luego, fuera de éstos, también hay otros
preceptos ceremoniales.
Solución: La ley divina ha sido instituida, como ya
se ha dicho, para encaminar a los hombres hacia Dios, así
como la ley humana mira principalmente a establecer el
orden entre hombres. Por esto, las leyes humanas, al
intervenir en la ordenación del culto divino, no se
preocuparon más que de promover el bien común de los
hombres, y por eso idearon muchas cosas referentes a las
realidades divinas, en orden a fomentar las buenas
costumbres de los hombres, como es evidente en los ritos
de los gentiles. Pero la ley divina, al contrario, regula
la vida de los hombres entre sí en orden a lo establecido
por Dios, a quien principalmente los pretendía encaminar.
Se dirige el hombre a Dios no sólo mediante los actos de
la mente, como son creer, esperar y amar; sino también
mediante las obras exteriores, con que el hombre
manifiesta su servidumbre respecto a Dios. Pues estas
obras tienen por objeto el culto divino. Este culto, según
algunos, se llama ceremonia, como si dijéramos
dones de Ceres, la diosa de las mieses, porque
al principio era de éstas las ofrendas que se hacían a
Dios. O bien, según dice Máximo Valerio, el nombre de
ceremonia fue introducido entre los latinos para
significar el culto divino, tomándolo de cierto lugar
vecino de Roma llamado Cere, porque, al ser
tomada Roma por los galos, allí se practicó el culto
romano y se conservó con la máxima reverencia. Así, pues,
aquellos preceptos de la ley que especialmente miran al
culto divino se llaman ceremoniales.
Respuesta a las objeciones:
1. Los actos humanos se refieren también al culto
divino. Y así también la ley antigua entregada a los
hombres contiene preceptos sobre éste.
2. Según queda dicho, los preceptos de la ley
natural son generales y necesitan de alguna determinación.
Esto lo hacen la ley humana y la divina. Y como las
determinaciones introducidas por la ley humana no se dicen
de ley natural, sino de derecho positivo, así las que
introduce la ley divina se distinguen de los preceptos
morales, que pertenecen a la ley natural. Ya que es un
acto de virtud, honrar a Dios corresponde a un precepto
moral; pero la determinación concreta de este precepto, a
saber, con qué víctimas y ofrendas se ha de honrar a Dios,
eso corresponde a los preceptos ceremoniales. Y, por
tanto, estos preceptos se distinguen de los morales.
3. Dice Dionisio, en el capítulo 1 del De cael.
hier., que las cosas divinas no pueden ser
manifestadas a los hombres sino mediante algunas
semejanzas sensibles. Tales semejanzas mueven más el ánimo
cuando a las palabras se añaden otros signos que afectan a
los sentidos. Y por eso en la Sagrada Escritura se
comunican las cosas divinas, no sólo por semejanzas
verbales, como pasa en las locuciones metafóricas, sino
también por semejanzas reales, que entran por la vista,
todo lo cual pertenece a los preceptos ceremoniales. |