¿Están debidamente redactados los preceptos del decálogo?
Objeciones por las que parece que los preceptos del
decálogo no están bien redactados.
1. Los preceptos afirmativos se dirigen a los actos
de virtud, mientras que los negativos retraen de los actos
viciosos. Pero en cualquier materia siempre se oponen las
virtudes y los vicios; luego en cualquier materia sobre la
que trate un precepto, debía ponerse el precepto
afirmativo y el negativo. Por eso no está bien que unos
sean afirmativos y otros negativos.
2. Dice San Isidoro que toda ley está fundada en
la razón. Pero todos los preceptos del decálogo
pertenecen a la ley divina; luego en todos debió asignarse
la razón del precepto, y no sólo en el primero y el
tercero.
3. Por la observancia de los preceptos merece uno
premio de Dios. Ahora bien, las promesas divinas tienen
por objeto los premios de los preceptos; luego debió
asignarse a cada precepto su premio, y no sólo al primero
y al cuarto.
4. La ley antigua se llama ley de temor, porque
inducía a la observancia de los preceptos mediante las
amenazas de las penas; pero todos los preceptos del
decálogo pertenecen a la ley antigua; luego en todos debió
señalarse la pena correspondiente, y no sólo en el primero
y el segundo.
5. Todos los preceptos de Dios han de retenerse en la
memoria, como se dice en Prov 3: Escríbelos en las
tablas de tu corazón. Luego no está bien que sólo en
el precepto tercero se haga mención de la memoria. Y así
parece que los preceptos del decálogo se nos han
trasmitido incorrectamente.
Contra esto: Está lo que se dice en Sab 11: Dios
hizo todas las cosas en número, peso y medida; mucho
más debió asegurar la forma conveniente de entregarnos los
preceptos de su ley.
Solución: En los preceptos de la divina ley se
contiene la máxima sabiduría; por lo cual se dice en Dt 4:
Esta es vuestra sabiduría e inteligencia ante los pueblos.
Pero es propio del sabio disponer todas las cosas con el
modo y orden debidos; luego es evidente que los preceptos
de la ley están bien redactados.
Respuesta a las objeciones:
1. A una afirmación sigue la negación de su opuesto;
pero no siempre se sigue de la negación de un opuesto la
afirmación de otro. Pues, si una cosa es blanca, se
sigue que no es negra; pero no se sigue que sea
blanca si no es negra, porque la negación se extiende
más que la afirmación. De aquí es que el no se ha de
hacer injuria, que corresponde a los preceptos
negativos, se extiende a muchas más personas, según el
dictamen de la razón, que el deber de prestar a otro un
obsequio o un beneficio. Pues la razón dicta que el hombre
es deudor de un beneficio u obsequio respecto de aquellos
de quien recibió beneficios, si aún no los recompensó.
Pero hay dos cuyos beneficios jamás se pueden recompensar
suficientemente, que son Dios y los padres, según se dice
en VIII Ethic. Por esto sólo se señalan dos
preceptos afirmativos, uno sobre la honra debida a los
padres y otro sobre la santificación del sábado, en
memoria de los beneficios divinos.
2. Los preceptos puramente morales son de suyo
evidentes, y así no fue preciso señalar su razón; pero en
algunos preceptos morales se añade una razón ceremonial, o
determinativa del precepto moral, como en el primer
precepto: No te harás imágenes talladas, y en el
tercero, en que se determina el día del sábado; y así en
uno y otro caso debió asignarse la razón.
3. De ordinario, los hombres dirigen sus actos a
alguna utilidad. Por esto fue necesario añadir la promesa
de algún premio en aquellos preceptos de que no parece
seguirse ninguna utilidad o que no parecen ser impedimento
de ningún provecho. Y como de los padres, que van
declinando en la vida, no se espera ya ningún provecho,
por eso se añade la promesa al precepto de honrar a los
padres. Igualmente en el precepto que prohíbe la idolatría,
porque mediante él parecía impedirse una aparente utilidad
que los hombres creen poder lograr mediante un pacto con
los demonios.
4. Son especialmente necesarias las penas contra
aquellos que se inclinan al mal, según se dice en X
Ethic.; y así, sólo en aquellos preceptos de la ley se
añade la amenaza de penas en quienes existe la inclinación
al mal. Lo eran los hombres a la idolatría por la general
costumbre de los pueblos, e igualmente lo eran al perjurio
por la frecuencia del juramento. Por esto en los dos
primeros preceptos se añade la amenaza.
5. Se dio el precepto sabático en memoria de un
beneficio pasado, y por esto especialmente se hace mención
en él del recuerdo. O porque el precepto sabático lleva
consigo una determinación que no es de ley natural, y así
necesitaba este precepto de una amonestación especial. |